27 de febrero de 2025
SIBO: qué es, síntomas y cómo saber si lo tienes
El SIBO (sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado) es una de las causas más frecuentes —y a la vez menos diagnosticadas— de problemas digestivos como la hinchazón, los gases o las digestiones lentas. En los últimos años, el interés por el SIBO ha aumentado porque cada vez más estudios lo relacionan con síndrome de intestino irritable, intolerancias alimentarias y alteraciones de la microbiota intestinal.
En este artículo encontrarás información clara y actualizada sobre qué es el SIBO, sus síntomas más característicos, cómo se diagnostica y qué opciones de tratamiento existen desde un enfoque integrativo.
¿Qué es el SIBO?
El término SIBO viene del inglés Small Intestinal Bacterial Overgrowth, es decir, “sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado”.
En condiciones normales, el intestino delgado contiene una cantidad baja de bacterias en comparación con el intestino grueso. Cuando se produce un desequilibrio y las bacterias proliferan en exceso donde no deberían, se altera la digestión y absorción de nutrientes, generando síntomas digestivos y sistémicos.
El SIBO no es simplemente “tener mala digestión”, sino un desajuste complejo que involucra microbiota, motilidad intestinal, permeabilidad y, en muchos casos, el estado del sistema inmune.
Síntomas del SIBO
Los síntomas del SIBO pueden confundirse fácilmente con otras patologías digestivas, lo que complica su diagnóstico. Los más frecuentes incluyen:
Hinchazón abdominal y gases (barriga hinchada tras las comidas).
Dolor o molestias abdominales recurrentes.
Diarrea, estreñimiento o alternancia de ambos.
Digestiones lentas y pesadas.
Reflujo gastroesofágico y eructos.
Deficiencias nutricionales (por malabsorción de vitaminas y minerales).
Cansancio crónico, niebla mental, alteraciones de la piel (síntomas sistémicos asociados).
Estos síntomas no son exclusivos del SIBO. También aparecen en el síndrome del intestino irritable, intolerancias alimentarias o disbiosis intestinal. Por eso, no se recomienda autodiagnosticarse: es necesario realizar pruebas específicas.
¿Qué es el SIBO?
El término SIBO viene del inglés Small Intestinal Bacterial Overgrowth, es decir, “sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado”.
En condiciones normales, el intestino delgado contiene una cantidad baja de bacterias en comparación con el intestino grueso. Cuando se produce un desequilibrio y las bacterias proliferan en exceso donde no deberían, se altera la digestión y absorción de nutrientes, generando síntomas digestivos y sistémicos.
El SIBO no es simplemente “tener mala digestión”, sino un desajuste complejo que involucra microbiota, motilidad intestinal, permeabilidad y, en muchos casos, el estado del sistema inmune.
Cómo saber si tienes SIBO
La única manera de confirmar el SIBO es a través de pruebas diagnósticas específicas.
1. Test de aliento para SIBO
Es la prueba más utilizada. Consiste en medir los gases (hidrógeno, metano o hidrógeno sulfuroso) producidos tras la ingesta de un sustrato (glucosa o lactulosa).
Dependiendo del tipo de gas predominante, se habla de SIBO de hidrógeno, de metano o mixto.
Aunque es una prueba muy extendida, requiere interpretación profesional, ya que no siempre es 100% concluyente.
2. Otros indicios clínicos
Historia clínica detallada (antecedentes de uso de antibióticos, enfermedades digestivas, cirugías abdominales).
Relación de síntomas con ciertos alimentos (por ejemplo, empeoramiento con FODMAPs).
Exámenes complementarios para descartar otras patologías (celiaquía, intolerancia a la lactosa, enfermedad inflamatoria intestinal).
Causas más frecuentes del SIBO
El sobrecrecimiento bacteriano suele ser el resultado de varios factores combinados:
Alteración en la motilidad intestinal (estreñimiento crónico, disfunción del complejo motor migratorio).
Cirugías digestivas previas.
Uso prolongado de antibióticos, inhibidores de la bomba de protones (IBP) o ciertos fármacos.
Disbiosis intestinal en el colon que se extiende al intestino delgado.
Enfermedades asociadas: intestino irritable, intestino permeable, pancreatitis crónica, celiaquía no tratada.
Estrés crónico y alteraciones del sistema nervioso autónomo.
Tratamiento del SIBO: un enfoque integrativo
El tratamiento del SIBO no es único ni universal. Requiere un abordaje personalizado que combine varias estrategias:
1. Tratamiento médico
Uso de antibióticos específicos (como rifaximina), según el tipo de SIBO.
Fitoterapia antimicrobiana (orégano, berberina, ajo envejecido), cada vez más respaldada por la literatura científica.
2. Alimentación y dieta SIBO
La dieta baja en FODMAP suele ser una herramienta temporal para reducir la sintomatología.
Otras adaptaciones incluyen dietas bajas en azúcares fermentables y protocolos personalizados.
No se recomienda seguir estas dietas de forma estricta y prolongada sin supervisión, ya que pueden empobrecer la microbiota.
3. Recuperación de la función intestinal
Optimizar la motilidad intestinal.
Restaurar la permeabilidad intestinal y fortalecer la mucosa.
Reequilibrar la microbiota con probióticos adecuados en el momento correcto.
3. Recuperación de la función intestinal
Reducir el estrés crónico.
Mejorar el descanso.
Incluir movimiento físico regular (clave para la motilidad intestinal).
Conclusiones
El SIBO es una condición compleja que va mucho más allá de la clásica “barriga hinchada”. Aunque sus síntomas pueden ser muy molestos, con un diagnóstico correcto y un abordaje integrativo es posible recuperar la salud digestiva.
Si sospechas que puedes tener SIBO, no te automediques: consulta siempre con un profesional de la salud especializado en patología digestiva.
En Intestia ponemos a tu disposición un equipo de especialistas en nutrición integrativa, digestología y psicología para acompañarte en este proceso y ofrecerte un plan adaptado a ti.