Tipos de intolerancias alimentarias más comunes: síntomas, diagnóstico y tratamiento


Cada vez más personas sospechan que ciertos alimentos les provocan molestias digestivas o cansancio, y el término intolerancia alimentaria suena con fuerza. Pero ¿sabías que no todas las intolerancias son iguales? Algunas están bien definidas y con pruebas diagnósticas claras, mientras que otras todavía generan debate científico.

En este artículo te cuento las intolerancias alimentarias más comunes, sus síntomas, cómo se diagnostican y qué pautas seguir para mejorar tu bienestar.


1. Intolerancia a la lactosa
¿Qué es?

La intolerancia a la lactosa ocurre cuando el cuerpo tiene déficit de lactasa, la enzima encargada de digerir la lactosa (el azúcar de la leche). Al no poder descomponerse bien, pasa al colon y fermenta, provocando síntomas digestivos.

Síntomas
  • Hinchazón y gases

  • Dolor abdominal

  • Diarrea

  • Náuseas tras consumir lácteos

La intensidad depende de la cantidad de lactosa ingerida y del grado de déficit de lactasa.

Diagnóstico
  • Test de aliento con hidrógeno (el más utilizado)

  • Prueba de tolerancia a la lactosa

  • En algunos casos, análisis genético para detectar predisposición

Tratamiento y dieta
  • Reducir o eliminar alimentos con lactosa: leche, quesos frescos, yogur convencional, nata, helados.

  • Optar por alternativas: bebidas vegetales, productos “sin lactosa” o quesos curados (con muy poca lactosa).

  • Algunas personas toleran pequeñas cantidades según su nivel de sensibilidad.


2. Intolerancia a la fructosa
¿Qué es?

La fructosa es un azúcar presente en frutas, miel y numerosos alimentos procesados.

Existen distintos tipos de intolerancia a la fructosa, con mecanismos y repercusiones muy diferentes:

Tipos de intolerancia a la fructosa
  1. Malabsorción primaria de fructosa

    • Se debe a un fallo en el transportador intestinal GLUT-5, encargado de absorber la fructosa en el intestino delgado.

    • Como consecuencia, la fructosa no absorbida llega al colon, donde fermenta y causa síntomas digestivos.

  2. Intolerancia secundaria a la fructosa

    • Es la forma más frecuente.

    • Aparece cuando la mucosa intestinal está dañada o inflamada (por ejemplo tras una gastroenteritis, enfermedad celíaca no tratada, disbiosis o sobrecrecimiento bacteriano).

    • El problema no es el transportador en sí, sino la capacidad reducida de absorción por la irritación de las células intestinales o un desequilibrio de la microbiota.

    • En muchos casos, al tratar la causa subyacente la tolerancia a la fructosa mejora.

  3. Intolerancia hereditaria a la fructosa (IHF)

    • Es un trastorno genético poco frecuente pero grave, causado por mutaciones en la enzima aldolasa B, que impiden metabolizar la fructosa.

    • Afecta al hígado, intestino y riñones.

    • El diagnóstico se confirma mediante análisis genético (ADN).

    • Muy importante: no se debe realizar un test de aliento con hidrógeno en estos pacientes, ya que podría ser peligroso.

    • El tratamiento es una dieta estricta sin fructosa, sacarosa ni sorbitol, supervisada por especialistas.


Síntomas (en malabsorción e intolerancia secundaria)
  • Hinchazón abdominal y gases

  • Dolor abdominal tras comer fruta, miel o productos con fructosa añadida

  • Diarrea o heces blandas

  • Fatiga y malestar


Diagnóstico
  • Test de aliento con hidrógeno (válido en casos de malabsorción o intolerancia secundaria).

  • Historia clínica detallada y diario de alimentación.

  • Análisis genético en caso de sospecha de intolerancia hereditaria a la fructosa.


Tratamiento
  • Dieta baja en fructosa, individualizada según tolerancia.

  • Evitar frutas muy ricas en fructosa (manzana, pera, mango, cereza, sandía).

  • Preferir frutas con mejor proporción de glucosa/fructosa (frutos rojos, cítricos, kiwi).

  • Controlar también el consumo de sorbitol y polioles, que dificultan la absorción de fructosa.

  • En la intolerancia secundaria, abordar primero la causa subyacente (inflamación intestinal, disbiosis, SIBO, celiaquía, etc.).


3. Sensibilidad al gluten no celíaca
¿Qué es?

No debe confundirse con la enfermedad celíaca ni con la alergia al trigo.

La sensibilidad al gluten no celíaca es una condición en la que la persona presenta síntomas digestivos y extra-digestivos al consumir gluten, pero sin daño intestinal ni anticuerpos típicos de la celiaquía.

Síntomas
  • Hinchazón, gases y diarrea

  • Dolor abdominal

  • Fatiga, niebla mental

  • Dolores musculares o de cabeza

Los síntomas suelen mejorar al retirar el gluten y reaparecer al reintroducirlo.

Diagnóstico

No existe una prueba específica.

El diagnóstico es de exclusión, tras descartar:

  1. Enfermedad celíaca

  2. Alergia al trigo

Una vez descartadas, se evalúa la mejoría clínica con dieta sin gluten supervisada.

Tratamiento
  • Retirada del gluten de forma controlada y supervisada por un profesional de la salud.

  • No siempre es necesario llevar una dieta tan estricta como en la celiaquía, pero depende de cada caso.


Conclusión

Las intolerancias alimentarias son más frecuentes de lo que pensamos, y aunque no ponen en riesgo la vida como una alergia, sí pueden afectar mucho a la calidad de vida.

Identificar si se trata de intolerancia a la lactosa, a la fructosa o sensibilidad al gluten es clave para adaptar la alimentación y recuperar el bienestar digestivo.

Próximos posts relacionados que completarán este bloque de contenidos:

  • Cómo se diagnostican las intolerancias alimentarias

  • Alimentación y estilo de vida para mejorar la tolerancia a los alimentos.